jueves, 17 de enero de 2019

CRUCIFICALO, CRUCIFICALO!


CRUCIFICALO, CRUCIFICALO!

«¡Crucifícalo, crucifícalo!» 22 Por tercera vez Pilato les dijo: «¿Pues qué crimen ha cometido éste? ¡Yo no he hallado en él ningún delito que merezca la muerte! Voy a castigarlo, y luego lo dejaré libre.» 23 Pero ellos seguían gritando, e insistían en que Jesús fuera crucificado. Así narra el evangelista Mateo 23:22-24 cuando Jesucristo fue llevando ante Poncio Pilato, prefecto de Judea. Con estas palabras el pueblo pedía que se le quitara la vida al hijo de Dios. 

La humanidad ha sido a lo largo de la historia muy dura, especialmente con aquellos que por convicción, ideología, religión o simplemente por el seguimiento humano de sus instintos de sobrevivencia han actuado diferente a los estándares de la sociedad. Le paso a propio Dios hecho carne a través de su hijo Jesús de Nazaret. 

La guerra, división y estigmatización de los otros, teniéndolos como enemigos a muerte ha sido el actuar de los radicales que contaminando a la población con éstas ideas han llevado a las sociedades a enfrentarse duramente; caso como el de Venezuela que desde la llegada de Hugo R. Chavez F. al poder ha sido su bandera para el sostenimiento de la “Revolución Bolivariana”, la división en buenos y malos, en patriotas y apátridas, entre chavistas y escuálidos, logrando hasta la fragmentación de la base fundamental del desarrollo social como es la familia.

Hoy día la sociedad venezolana se encuentra completamente dividida al punto de matar por defender mi ideología, tan profundo está, que ha llegado a todos los niveles sociales, incluso dentro de la misma oposición surge una nueva manera de dividir entre los que se han ido del país y quienes se han quedado, hoy se escucha el mismo “crucifícalo” por aquel que hoy obligado vive fuera de Venezuela. Por un lado se trata a los que permanecen resistiendo moralmente la grave crisis en la que está sumergida Venezuela y aquellos que por diferentes razones han tenido que cruzar las fronteras de su pais para empezar de nuevo en otra tierra. Unos son auto-proclamados Patriotas y los otros cobardes. Esta idea errada pero creciente en el país es el resultado de la división como medio político implantado por el chavismo en lo más profundo de la conciencia del venezolano. 

Venezuela durante toda su historia independentista y republicana ha vivido el exilio como medio de proteger la vida ante la amenaza constante de quienes ejercen el poder. Vale la pena recordar a jóvenes para la época como Jóvito Villalba, Rómulo Betancourt, Raul Leoni, Rómulo Gallegos, Andrés Eloy Blanco, Carlos Delgado Chalbaud, entre muchísimos más quienes en momentos políticos duros para la Venezuela tuvieron que decidir entre permanecer y morir o salir y continuar la lucha desde otras tierras. Aquella Venezuela de las dictaduras vuelve a renacer de las cenizas con la moderna dictadura del siglo XXI; Hoy son millones, ciudadanos comunes, políticos, empresarios quienes se han visto obligados a vivir el dolor terrible del exilio inducido. Después de muchas décadas en que muchas familias venezolanas padecieron el exilio hoy son 5.4 millones de compatriotas fuera de la pais, no se han ido de vacaciones, ni a derrochar dinero, han huido del hambre, de no poder comprar una medicina, de nunca tener dinero para comprar un kilo de carne; han huido del secuestro, la extorsión, el robo; han huido de una cárcel por pensar diferente; han huido por el miedo de ver morir a sus familias por el hambre y evitarlo enviando las remesas; han huido de la mediocridad, de la división, del fanatismo, de la búsqueda de culpables, en fin, los venezolanos que han emigrado han huido de la muerte misma y hoy se enfrentan a una dura realidad donde si hay comida, medicinas, pero como lo relata el Dr. Luis Eduardo Manresa, exiliado político en Madrid en una publicación titulada EL EXILIO POLITICO EN VENEZUELA, HISTORIA O REALIDAD, describe lo que se vive afuera  “ la carencia de afecto y amor de nuestros seres queridos al estar tan lejos y que solo por teléfono o internet lo recibes, pero falta el abrazo , el cariñito o el beso y nuestros amigos, de extrañar pero al mismo tiempo valorar la familia, los verdaderos amigos, nuestras comidas, nuestra música, nuestros valores patrios, de salirnos lágrimas en nuestros ojos al ver una bandera nacional, al oír una canción nuestra o la emoción de ver a un compatriota en las calles de la ciudad donde vives, pero también hemos aprendido a valorar la amistad, lo importante de nuestra familia y lo grande que es VENEZUELA.”

Tal como ocurrió el 28 de noviembre de 1989 que se derribó el Muro de Berlín que dividía a Alemania, nos toca en Venezuela derribar esos muros imaginarios que nos han construido y más triste que hemos construido; muros de odio, de división, de revanchismo, muros que han hecho que pareciera que en Venezuela no cabemos todos. Tanto los que están como los que salieron son Héroes, son patriotas, son hijos de Venezuela, de Bolívar y estoy seguro que cuando toda esta pesadilla pase vamos a encontrarnos y los políticos volverán a las calles con nuevas y mejores ideas, los médicos a los hospitales, los abogados a los tribunales, los economistas a los Bancos, los músicos a sus orquestas y los hijos a la VENEZUELA. 



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